En los primeros días de octubre han coincidido en los medios de comunicación de nuestra comunidad, aunque con tintes totalmente contrarios, las noticias sobre la siderurgia Gallardo y sobre la Feria de Zafra.
Ha sido una coincidencia paradójica, antagónica, mostrando la cara y la cruz de una misma realidad, el blanco y el negro de la realidad que nos preocupa y nos duele, la cara y la cruz de esta Extremadura de nuestros pecados y desvelos.
Gallardo anunciaba con una brutal contundencia la supresión de unos 130 empleos directos y la reducción de al menos el 25% del salario de los trabajadores para no cerrar la empresa. Era la expresión fulminante de la agonía de un gigante que en los últimos cinco o seis años viene tambaleándose peligrosamente, amenazando con la caída ¡ojala que no! inevitable e irreversible.
Si cae definitivamente el Grupo Gallardo se cae no solamente una gran empresa, se cae toda una extensa comarca y se cae también un sueño; el sueño de cambiar la cara rural y campesina de Extremadura y se frustra el intento más serio en los últimos 50 años, de dotar a esta tierra de un tejido industrial, el que nunca tuvo y que cada vez es más necesario para no depender siempre de las lluvias y el sol, para que esta tierra no sea solo y fatalmente “campo, campo”.
Al mismo tiempo se inauguraba la quinienta sesenta y tanta edición de la Feria de San Miguel reuniendo a lo mejor y más activo del sector agroganadero, mostrando el músculo tradicional y puntero del campo extremeño, con noticias sobre la reforma de la PAC que ha resultado menos mala de lo que se temía, con luces de esperanza para sectores como el del porcino, con datos positivos sobre las exportaciones, el aumento del número de expositores….
En el contrapunto de Gallardo, hay que alegrarse del éxito de la Feria de Zafra porque esta Feria representa precisamente el éxito necesario de un sector muy complejo, con grandes dificultades e incertidumbres, pero pujante y con muchas expectativas. La Feria de San Miguel representa el sector histórico, identitario, el genoma económico de Extremadura. Pero hoy por hoy, no es suficiente para cimentar el desarrollo y el despegue económico de nuestra comunidad. El modelo productivo extremeño al que tantas veces se alude no puede ser unipolar, esa es su mayor fragilidad y para conjurarla necesitamos el éxito o al menos la viabilidad de Gallardo y el crecimiento de lo que representa la Feria de Zafra. En Extremadura, no puede haber ningún dilema entre agricultura e industria. La síntesis tiene que ser “campo y fábrica”. Queremos que los trabajadores del Grupo o de Funditer sigan disfrutando de la Feria.
Quizá ahora estamos como estamos porque en las últimas décadas no se tuvo esa visión sintética y global y llevados por un falso optimismo industrial se apostó casi exclusivamente por un modelo industrial erróneo y caduco, poco diversificado y centrado en sectores de alto riesgo como son la construcción, el acero, la energía y porque en el otro sector, el histórico y tradicional, por cortedad de miras, se impulsó un modelo productivista y primario en el que se consiguió una gran capacidad de producción pero nula capacidad de transformación y comercialización. La lista de productos extremeños cuya transformación deja el valor añadido en otros territorios es demasiado larga.
Si Extremadura quiere salir de la dinámica en que se encuentra, hay que corregir los errores del pasado y atreverse a abrir nuevas vías. Sí, ¿pero cómo hacerlo? En IU estamos convencidos de que esa síntesis no va a llegar de forma espontánea dejando correr el río del Mercado sin obras de canalización y diques de contención. Sólo la planificación democrática de la economía que se reconoce en el artículo 131 de nuestra Constitución puede poner las bases para cambiar el modelo productivo extremeño y con ello, el futuro de nuestra tierra…..aunque ésta generación no lo conozca.
Pedro Escobar. Coordinador de IU-Extremadura y portavoz del Grupo Parlamentario IU.
